domingo, 16 de febrero de 2014

ESTIMULACIÓN AUDITIVA INDIVIDUALIZDA JOHANSEN

 
ESTIMULACIÓN AUDITIVA INDIVIDUALIZADA JOHANSEN
 
 
 
 
 
 
 
Es un programa de estimulación auditiva que consiste en escuchar música específicamente diseñada para estimular las vías nerviosas hacia y dentro del cerebro, en particular las áreas relacionadas con el lenguaje. Se pueden beneficiar de esta terapia niños a partir de los tres años de edad, adolescentes y adultos. A medida que se normaliza la escucha mejoran la lectura, la escritura, el lenguaje e incluso el comportamiento.
El programa consiste en escuchar, durante 10 minutos al día, una serie de CD,s con música grabada y ecualizada, de manera individualizada, a partir de una audiometría y un test de escucha dicótica, además de otros CD,s específicos. Estas evaluaciones se repiten cada dos meses, grabándose nuevos CD,s en función de las curvas obtenidas. El programa puede durar entre nueve meses y un año y medio aproximadamente.
Los niños que presentan un retraso en la adquisición del lenguaje, así como los niños que han sufrido de otitis de repetición durante la primera infancia son casos claros en los que sería conveniente evaluar la presencia de dificultades de procesamiento auditivo. Además, otro tipo de señales pueden alentarnos de que el niño (o el adulto) sufre dificultades auditivas, por ejemplo:
- Estar “en las nubes” en clase.
- Dificultades para entender lo que se dice cuando hay ruido de fondo.
-Dificultades para seguir instrucciones dadas oralmente (necesidad de comprobar lo que hacen otros compañeros).
-Tener problemas para filtrar, es decir, para ignorar la información sensorial no relevante.
-Confusión o inversión de letras.
-Mala comprensión lectora.
-Tardar más tiempo del necesario en completar una ficha o los deberes.
-Conducta disruptiva (a causa de lapsos cortos de atención).
-No siempre responder cuando se le llama por su nombre.
-Hipersensibilidad o disgusto por algunos sonidos en particular.
-Habla vacilante, o mal articulada.
-Entonación plana, monótona.
-Decir ¿qué? O ¿eh? Varias veces al día.
El oído derecho es el más eficaz para transmitir los sonidos del lenguaje al cerebro, puesto que la información de los sentidos (excepto el olfato) cruza al hemisferio contrario y, precisamente, los centros principales del lenguaje se encuentran en el hemisferio izquierdo. Y esto es así para las personas diestras y para la mayoría de las zurdas. Solo hay un pequeño porcentaje de personas zurdas cuyo centro principal del lenguaje se encuentra en el hemisferio derecho.
Así, los sonidos que nos llegan por el oído derecho viajan directamente al centro del lenguaje en el hemisferio izquierdo. En cambio, los sonidos que nos llegan por el oído izquierdo pasan primero al hemisferio derecho, y luego, a través del cuerpo calloso, llegan al centro del lenguaje del hemisferio izquierdo. Este “viaje” más largo del sonido y su procesamiento, se traduce en un retraso de milisegundos. Esto puede producir confusión y lentitud a la hora de procesar una serie de palabras o instrucciones.
También puede ocurrir que no haya una dominancia clara por uno de los oídos. Si no que se intercambien la presencia en función de las frecuencias. Es decir, que algunos sonidos se oigan mejor por el oído derecho y otros por el izquierdo. Entonces pueden producirse inversiones en las letras, o de sílabas que se manifiestan tanto en el lenguaje como en la escritura.
Gran parte de la investigación realizada por Kjeld Johansen está dedicada a la relación entre lateralidad y dislexia. Uno de sus estudios encontró que los sujetos disléxicos son más zurdos de oído (pero no zurdos de ojo, mano o pierna).
Así mismo, una investigación impulsada por el grupo interdisciplinar de neurofisiología del instituto aragonés de ciencias de la salud (I+CS), dirigida por el Doctor Paulino Uclés, ha desvelado recientemente que la dislexia “no es un problema lingüístico, si no de anomalías del procesamiento general del sonido en las redes neuronales primarias”.
 
 
¡Animo... se puede!



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